sábado, 27 de agosto de 2011

"El que sube canta. Lo embriagan y exaltan las vistas que se le revelan. Sube con pie seguro, sin pensar en lo que queda debajo, en caso de que se escurriera y perdiese el control, sino en lo que queda por delante. Todo queda por delante. El camino es infinito y, cuanto más lejos llegas, más se abre el camino. Las ciénagas y cenagales, los pantanos y los sumideros, las trampas y celadas, están todos en la mente. Esperan al acecho, dispuestos para tragarte en el momento en que dejes de avanzar. El mundo fantasmal es el que no se ha conquistado del todo. Es el mundo del pasado, nunca del futuro. Avanzar aferrándose al pasado es como arrastrar una bola y una cadena. El preso no es quien ha cometido un crímen, sino quien se aferra a su crímen y lo vive una y mil veces. Todos somos culpables de un crímen, el gran crímen de no vivir la vida al máximo, pero todos somos libres en potencia. Podemos dejar de pensar en lo que no hemos hecho y hacer lo que está en nuestro poder. Nadie se ha atrevido a imaginar de verdad qué pueden ser esos poderes que hay dentro de nosotros. Que son infinitos lo comprenderemos el día en que reconozcamos ante nosotros que la imaginación lo es todo. La imaginación es la voz de los atrevidos". 
Henry Miller, Sexus

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